miércoles, 7 de abril de 2010

Mis últimas letras

Demasiado descarnado para ser publicado. Demasiado sangriento para ser verdad. Esto es lo que escribo en las últimas penumbras de mis penúltimos soles. Ni pienso, ni concreto con la pluma. No releo ni concilio el sueño.

Mientras procuro un hábito, todo lo que de mí sale muestra más taimado que nunca los temores que invaden mis letras temblorosas. Y el desasosiego que me provoca mi voz mutilada y gastada hace correr miles de excusas. Excusas de lava roja con tinta azul.

Guardo hoy en una cápsula del tiempo, bajo el árbol mejor plantado, todo un recital de miedos y caricias. Así podrán ver un día que, aunque vivimos solos, nos amamos muchísimo.

...

Bendita libertad que nos hace presos emocionales. Éste será nuestro torpe legado.