martes, 16 de marzo de 2010

La chica de antes de ayer

Fibrilan mis recuerdos. Las diapositivas que un día se alojaron entre neurona y neurona –alguna más cerquita del corazón- toman un color impreciso. Da igual lo que me esfuerce en pretender abrillantarlas. Y no sé si son los porros o el cuentakilómetros de mis pies, pero igual que una no elige esos instantes (se instalan más bien), tampoco decide cuándo han de volverse mate.



Me rodeo de álbumes que bombean a base de cateterismos varios y les doy zanahoria y rabitos de pasa para la memoria. Pero ya no soy la chica de antes de ayer. Y la décima de segundo se ha vuelto década mientras me amargaba más y más el café. Hoy he de echar una cucharadita más de azúcar para no salir corriendo al baño. Pero lo bebo más rápido, eso sí.



Cuando regresé el verano pasado y encontré ese placentero cartel (más de placenta que de placer) en el que leí Huelva, pensé en dar rienda suelta al famoso chiste lepero y pegar media vuelta. Pero no lo hice. En el fondo deseaba indagar en los escombros de mi memoria y reencontrarme con algunas personas y alguna que otra gaviota.



Llego a casa de mama. Ni siquiera ella vive aquí ya, pero yo quiero dormir en mi cama. Desempaqueto, desempolvo, enciendo, abro, vacío y huelo. Pero qué de cosas hay aquí. Reflejos de rostros difuminados cuyos nombres aún lo están más, cassettes de Michael Jackson y Juan Luís Guerra, la cinta en VHS envuelta en celo de Sangre y Arena… qué gran hallazgo. La meto en el vídeo y casi recuerdo hora, minuto y segundo exacto en que he de ponerla. Lo cierto es que no es necesario, se ve que la última vez tampoco vislumbraba siquiera la remota posibilidad de ver la película entera y me la encuentro en mi escena favorita, sólo rebobinar un poco y ya. Y ya, efectivamente. Nada que ver con el ritual de autoconocimiento que tenía que llevar a cabo a los once años. En eso hemos mejorado, Pilar.



Así, más relajada, puedo hacer frente a la idiosincrasia de estas calles y a este peculiar olor a cáncer que me envuelve a cada paso. Huelva York is different, lo sabemos.

(sé que no es muy impresionante, pero si buscase algo impactante habría puesto la foto de una niña china gritando, lamentablemente andamos escasos de chinos por estos lares)

martes, 2 de marzo de 2010

Anoche fuiste especialmente persistente, cariño. No querías dormir sola. Y te juro que me costó horrores negarte mi cama.


Lo sabes.



Como sabes las licencias que te tomas y tu impune rebeldía. Y no. Los límites los pongo yo.

Pretendes convencerme de que vienes a descansar, que ni siquiera piensas rozarme. Pero ya nos conocemos mi niña. Por favor, no insistas.


. . . . . . . . . . . .


Y la mañana llega con tus besos en mis pies. Y mis manos. Y tu respiración colándose furtiva en mis últimos deseos vaporosos. Casi en la vigilia.

Pero qué tonta eres. Anda, ven Bagheera. Ven que te de un beso de buenos días a ti también.

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