jueves, 17 de diciembre de 2009

Depredadores de conciencia

Los depredadores de conciencia
siempre atacan de noche

Agazapados entre las sábanas
retratan tus arrugas como un fotomatón

Discurren entre lo onírico y lo real,
y se aprovechan de tu cansancio

Critican a tu razón
y abrazan a la locura como a un hermano

A una hermana

Y entonces se oyen risas de hiena
tras las patas de la cama

Sólo el amarillo rayado sobre mi pared
podrá detener esto

Pero aún queda más próximo el ocaso que los gallos

Y me preparo

Me armo de papel y me libero de pretextos

Guío a mis sentidos,
agudizo el ingenio

y suelto amarras


Un viaje épico, como los de los cuentos

Sin ese dulzor

Sin timonel,

y con un solo bote salvavidas.

En él tendríamos que caber mi razón,
mis deseos, mis sentidos, mi piel

y yo

Tal vez se hunda

Pero confiando en no recurrir a éste
las naves parten desde mi balcón

Como cada noche

Como cada día

Sin más coordenadas que el olfato,
la vista, el gusto, el tacto y el oído

El Norte,

la sin razón


El viento golpea mi cara y agita mi pelo

Y los salpicones de agua salada despejan mi mente


Sirenas me visitan

Y especies que creía extintas
me cuentan sus secretos.


Qué bien se está aquí en el azul
Y qué vértigo al mirar por la proa

En cambio,
en la popa hay tranquilidad

Y es justo cuando los temores brotan de mis poros

Ora ardientes, ora fríos


¿Y si se borra el horizonte, o no existe destino?

¿Y si no soy capaz de nadar?

El oleaje es fuerte en estos mares




Pero pronto distingo mis blancas cortinas
mecidas por brisas conocidas

Algo menos mitológicas

Y el mismísimo Neptuno ahueca mi almohada
y arropa mis sueños




-Chssss… en unas horas todo habrá desaparecido-,
dejando unas cuartillas sobre mi mesita de noche

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