miércoles, 20 de enero de 2010

Mi puta planta

Hoy, como estaba un poco melancólica, reconozco que he abusado de la pose. Tras ofrecerme interesante en la plaza que hay frente a la catedral de Granada: café Dunkin en mano, periódico, perro, mirada perdida… (el kit multiculti al completo, vamos) me he comprado una macetita con unas flores violeta de nombre impronunciable. Dada mi cara, la señora me ayudó con el de pila: “las chupasangre, las llamábamos en mi pueblo”. Perfecta, no quiero saber más. Me la llevo.

(La vuelta a casa de mi pack cultureta se hacía casi insoportable con el añadido de la puñetera plantita).

Lo cierto es que cada día que me levanto deprimida me compro una. Así soy yo. Atajando los problemas de raíz. También es cierto que la mayoría acaban muriendo, o es mi propio subconsciente quien las asesina para dejar hueco a depresiones venideras. ¿Qué haría si no en el caso de que no me quedase espacio en casa para otra nueva? ¿Comprar bonsáis? Dejando de lado lo caros que son, nunca he entendido eso de las miniaturas; las casas de muñeca, las figuritas, los miniperros, Joselito… He llegado a ver en el quiosco hasta una colección de dedales en miniatura. ¿Me tomas el pelo? Ya es lo suficientemente absurda una colección de dedales tamaño medio.
–“Te valen, por ejemplo, si tienes un perrito en miniatura y le quieres enseñar a coser calcetincitos en miniatura….” (De acuerdo, aceptamos barquito).

El caso es que hoy he sido más consciente de lo habitual de mis rituales de trastorno obsesivo compulsivo (yo prefiero la palabra ritual a obsesión, la verdad; y ni que decir a la de manía, que en griego significa locura o demencia). La compra en sí de la maceta no tiene nada que ver con todo esto. Ahora, en el momento en que la coloco en el que va a ser SU LUGAR es cuando pongo en peligro mi sistema nervioso, porque ya nunca más podrá moverse, si no es en posibles redecoraciones. Nada. Niente. Ni girarla siquiera. (Hago mi trabajo personal al respecto).

¿Por qué toda esta divagación absurda? Pues porque llevo dos horas con la puta planta encima de una silla sin dejar de mirarla y sin ser capaz de ponerla en ningún sitio.

Así, atajando los problemas de raíz.

3 comentarios:

  1. A mi me pasa algo parecido. las víctimas? aloe vera, un par de cactus y un limonero. Si, si, limonero en toda regla!

    No es grave, tranquila.

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  2. En mi piso del año pasado había dos plantas: un ficcus y una palmera. La palmera no se regó nunca, pero aguantó con aplomo el humo del tabaco, el aire acondicionado,y el olor a alcohol los sábados y domingos por la mañana. El ficcus me daba pena, y cuando me levantaba salerosa lo regaba y lo ponía alado de la ventana, al sol.

    Realmente las plantas no me gustan, no sé qué hacer con ellas.

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  3. http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_obsesivo-compulsivo_de_la_personalidad

    PILAR TIENES LO DE ARRIBA, LO DE ABAJO LO TENGO YO:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_obsesivo-compulsivo

    ME IDENTIFICO. ; )

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