martes, 12 de enero de 2010

Tren de ninguna parte

-Bienvenido al tren de ninguna parte. Mira, es allí donde me siento; y allí, y allí me tumbo también. A veces sola, otras con nadie.


Justo aquí es donde como ¿lo ves? Mi plato, mis cubiertos, mi copa…


Éstos de aquí son mis lados de la cama. Y mi almohada. Huele a mí ¿verdad?


Ahí me gusta tocarme, a veces. Y ahí, y ahí. Ah, y ahí también; aunque ese sillón lo uso además para llorar.


En las juntas de esa pared me escondo. En ocasiones. Otras las uso como cenicero. Si quieres, también puedes tirar la ceniza por la ventana, es donde están las vías. Hay un camarero majísimo que sirve formol de importación. Aquí todo lo es; el edredón, las tuberías, incluso los deshechos.


Ven, ya verás, es la parte que más me gusta del vagón. Fíjate ahí abajo, cuando tiras de la cisterna, todo cae, y va quedando atrás. Así nunca se acumula. ¿No es genial?


En fin, ¿qué te parece?

-Bueno, me he fijado en que sólo hay una silla, una sartén individual, un televisor con auriculares… Además, de este tipo de llaves ya no sacan copias. Y no sé, no tengo claro que sea lo que busco.

-Debe haber algún error entonces. Creo que en el anuncio especifiqué que era para períodos cortos.

-No me voy a quedar.

-Nadie te ha pedido que lo hagas.

1 comentario:

  1. ninguna parte es ya un sitio.enigmático o transparente?

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